La tierra de los cabecitas negras (cover de Birland de Patti Smith)
Al pajarito que vivió encerrado en una jaula en el patio
de la casa de la Nona Gilda, creemos que entre ocho y cuarenta y cinco años
Su papá se fue y le dejó un
departamentito en Bahía Blanca
el Bora gris modelo 2007 dejó
la escena
y la nena se quedó ahí,
perdida, sola
mirando un osito de peluche con
una remera de Boca Juniors
ella y su papá solían acostarse
en la cama grande a la hora de la siesta
y miraban la tele sin dirigirse
la palabra
parecía que alguien le había
puesto manteca a las puntas de las estrellas
porque cuando miró al cielo, se
empezaron a caer: lentamente, resbalándose
luego apoyó su cabeza dentro de
su codo
y empezó a destripar, a
destripar a su osito de peluche de Boca Juniors
dejó el osito abierto, y se
metió adentro
y vio a su papá ahí, detrás de
un libro de auto-ayuda
tragándose las píldoras y
vomitando haces de luz cósmica
vio a su papá vomitando haces
de luz cósmica
y estaba muy distinto esa
mañana
porque ya no era humano, ya no
era humano
La cara de la nena se iluminó
con tal cruda alegría
el sol quemaba sobre sus
párpados y sus ojos eran como dos soles
párpados blancos, ópalos
blancos, viendo todo un poco demasiado claro
y miró a su alrededor y no
había ningún osito de Boca Juniors a la vista
no estaba el Bora gris, no
había nada excepto por ella, la cabecita negra
y cayó sobre sus rodillas, miró
hacia arriba, y gritó
“No papá, no me dejes sola en
esta locura
llevame a Berazategui, en la
panza de tu osito de Boca Juniors
dejá que el osito se abra y yo
me voy a meter adentro
donde no sos humano, donde no
estás enfermo”
Pero nadie escuchó el llanto
alarmante de la nena
nadie excepto los teros que
sobrevolaban la plazoleta del Teatro Municipal
y se reunieron en todas
direcciones, como rosas se dispersaron
y eran como la brújula de
hierba todos juntos en la cabeza del bouquet de una chamana
hicieron una rajadura en su
nariz y todos los demás salieron disparando
y ella vio las luces de los
autos, saludando como las manos de Gilda
tomando sus mejillas, estirando
su cuello
todos sus miembros, todo
retorcido y ella dijo
“No me voy a rendir, no me voy
a rendir, no me dejes rendirme
llevame a Berazategui rápido,
llevame a Berazategui, a Berazategui en la panza del osito
y el osito se abre y yo voy
dentro de él donde no soy humana.”
Soy la cabecita negra de helio
y este poema es mío
y lloró mientras estiraba el
cielo
empujándolo hacia afuera como
una caricatura de látex, ¿estoy totalmente sola en esta generación?
simplemente soñamos sobre la
felicidad, noche y día
y no aflojamos, no aflojamos y
los veo venir
oh, no los pude escuchar antes,
pero los escucho ahora
es el alcance de un radar, todo
en plata y en luces de platino
moviéndose como ositos de
peluche vivos, avanzando, corrientes de ellos
y levantó sus brazos y dijo
“¡Soy yo, soy yo
te voy a dar mis ojos, llevame
a Berazategui, por favor llevame a Berazategui,
soy la cabecita negra de helio
esperándote, por favor llevame a Berazategui
no me dejes en Bahía Blanca!”
La hija, la señal, la cruz
como la forma de una mujer
torturada, la verdadera figura de la mujer torturada
la madre parada en la puerta
dejando a sus hijas
no ya amas de casa con mil
chicos, pero profetas
todas soñando que van a
alcanzar al profeta
él va a correr por los campos
soñando con la felicidad
va a abrir en dos su cráneo
va a salir como un ramo de
flores negras, brillando
como un puño que va a
dispararlas
como la luz, como el luchador
mexicano del poema de Marcelo Díaz
llevalos a Berazategui,
Berazategui, Berazategui
oh, vayamos a Berazategui,
llevame a Berazategui, me voy a Berazategui
me voy bera, llevame bera,
vamos berap berap berap berap Berazategui, Berazachussets, Berazategui
a Berazategui, en la panza del
osito
dejá que el osito se abra y
vayamos adentro suyo
donde no somos humanos, no
somos humanos
Pero para ella no hubo arena, no hubo tejas
no coaguló la arena como un río de vidrio
miró el teléfono
su cara en el teléfono, un mensaje
“¿Hola linda cómo estás?” Quince días, cada quince días,
hace diez años
no me llevaste a Berazategui
el osito de Boca Juniors en la caja de donaciones de la
Iglesia San Luis Gonzaga
haces de luz cósmicos sobre sus párpados, ópalos blancos
párpados
de espalda al suelo arrastrada, la cabecita negra
atrapada en Bahía Blanca
donde no somos personas.
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