tólstoi, 25 de enero de 1851

una manada de caballos negros corriendo por un campo verde.
se dice manada si son caballos? esa es la respuesta que tengo
prefabricada por si alguien me pregunta por la felicidad
en una fiesta. siempre soy demasiado ruidosa
en las fiestas. mis amigos y yo, todos somos
buena gente, todos tan responsables de arruinar
nuestras propias vidas y sueños mientras entramos de a poco
en la adultez. ser tan responsable como se puede
ser responsable de que un hielo se derrita lento
sobre la palma de tu mano. va quemando de a poco
y podemos ver cómo duele cuando la nariz del otro
se frunce ligeramente hacia arriba mostrando delicada
los dientes. de cualquier forma estoy gritando
de nuevo tengo un vaso de vino lleno
y hablo de forma quizá en exceso
masculina, y mi cuerpo grande enredado en un vestido
de colores se mueve por la habitación.

hay un solo paso entre eso y la pared del fondo.
estoy segura de que la gente que me mira tiene mis ojos, siempre son
mis ojos. es una tortura. yo siempre supe exactamente quién iba a ser
y eso también trajo sus consecuencias. cada riesgo
fue calculado. y trabajé demasiado, demasiado como para decir
con justicia no merezco estar tan incompleta. ahí seguimos:
cada uno con sus hielos derritiéndose en sus manos.
entonces nos tocamos las caras. nunca una caricia se sintió
tan fría la sangre empieza a retirarse de los miembros.
se espesa. ahora todos tenemos las manos congeladas,
siempre tuvimos las manos congeladas,
ojalá pasarme virulana por la piel tuviera un sentido más allá
de lastimarme, quisiera poder borrar el tacto de todas las personas
que me tocaron y no me dieron nada de placer sino
me demolieron. que despropósito aniquilar
cada estructura sólida que encontramos.
ustedes van a estar bien. el mundo es para ustedes
y eso funciona. en cuanto a mí, no importa cuánto ruido haga,
no importa cuánto esfuerzo ponga siempre voy a ser
la chica desquiciada que se enamoró y lloró en un cumpleaños
toco un pito en público
se cayó en la calle
se volcó vino en la ropa y compró
un caballo que no necesitaba para nada.