me fascina ingmar bergman y me da ansiedad morirme

el olor de un cadáver es el más asqueroso de todos, definitivamente,
no es que tenga un olor a otra cosa en particular que no sea
bacterias devorando carne en estado de descomposición pero igual
es el peor de todos, tan intenso, penetra los agujeros de mi nariz y evoca
otro tipo de recuerdo. un perro sin cabeza ni piel atado de sus patas traseras
casual tirado en la vereda. wow. hay una secta satánica en mi barrio.
siempre supe que donde yo viviera habría una secta satánica,
era cuestión de contar dos
o tres cuadras hacia dentro. tapo mis ojos y mi boca,
el olor atraviesa mis manos y esto es exactamente
en lo que pienso todo el día. cada vez que me voy a dormir.
cada vez que veo gusanos en la tierra y grito hacia dentro
me rehúso a ser tu cena, imbécil. cada vez que soy inmensamente feliz.
cada vez que miro una película. saco cuentas, a ver
cuál de estos actores está muerto. el año pasado falleció
bibi andersson y estuve tan desilusionada, no podía creer
que alguien tan linda se pudiera morir. en general
me molesta el típico ángel rubio y blanco pero nunca
había visto a alguien que se pareciera tanto a un girasol amarillo.
incluso en una película en blanco y negro. liv ullman sigue viva, por suerte.
todavía tenemos esperanza: ella es más como
olas que rompen contra rocas, creo. max von sydow murió este año y
seguro que fue una premonición terrible.
el olor a cadáver del perro decapitado a 500 metros de mi casa
se impregna en mi barbijo y mis pulmones
se llenan de células muertas. a donde voy siempre es el único
olor que huelo. limpio con cuidado mis encías y mis dientes,
paso antibacterial por el suelo hasta que sea saludable lamerlo,
pongo esencias en mi cuero cabelludo y perfumo
las sábanas con limón porque en un punto todo olor
se me parece a ese olor y no quiero que salga de mi cuerpo.

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